Actualmente la economía se encuentra en su tercer año “oficial” de recesión, con una pérdida alarmante de empleos, erosión en el poder adquisitivo de los puertorriqueños con aumento en el costo de los principales productos de consumo y disminución de los salarios reales. Los principales sectores de la economía del país han sufrido un fuerte embate por los pasados tres años, entiéndase, los sectores de la construcción, la inversión privada y en especial, la manufactura. Esta recesión ha sido el producto de diversos factores, tanto internos como externos, de reciente cuño como de años de errores en política económica.
En Puerto Rico, la industria de la manufactura ha sido por más de cuatro décadas el sector de más impacto e importancia en la producción, las exportaciones, los empleos y los ingresos del país. Dicha industria comprende aproximadamente un 40% del PIB y genera unos 100,000 empleos; dentro de esta industria, el sector farmacéutico (Pharma) aporta un 70% del valor añadido. El golpe principal para el sector de la manufactura, sin duda alguna, fue la eliminación de la Sección 936 del Código de Rentas Internas en 1996 y su período de desfase hasta el año 2006. Dicho evento ha sido el responsable de la pérdida de entre 40,000 y 50,000 empleos en dicha industria, sin mencionar la reducción promedio constante de aproximadamente 5% de las exportaciones en el sector farmacéutico, uno de los principales sectores de la manufactura. Con esta reducción en las exportaciones, se ha ido experimentando una merma significativa en los ingresos por sector.
Al perder la Sección 936, no se contaba con una estrategia de salida para rescatar la industria y no se contaba, ni se cuenta, con un plan de desarrollo económico a largo plazo para lidiar con los problemas externos que afectan el sector de manufactura del que tanto depende la producción en Puerto Rico. Actualmente, lo único que sostiene la industria es la Sección 957 (901 ó 243 para CFC’s) y la Ley 73 de Incentivos al Desarrollo Económico de 2008. Estamos no sólo ante la amenaza de enmiendas a las CFC’s sino que se agrava la situación por virtud de la recesión mundial que acontece, la recesión en EEUU, la volatilidad de los costos energéticos, y un problema que no se resuelve ni con el mejor código de rentas internas: la expiración de patentes en los próximos cuatro o cinco años (como tarde) y la reestructuración global que esto provoca.
Este sector lleva el mayor peso en la producción del País, y según estudios empíricos de varios economistas del país, su caída es la responsable en más del 50% de la recesión que atravesamos actualmente. La recesión en EEUU y la recesión mundial profundizan nuestra grave situación económica. Irónicamente, un mejoramiento de las condiciones en EEUU y a nivel mundial pudiera inclusive agravar aún más la situación (i.e. – una expansión o recuperación podría provocar aumentos en las tasas de interés, aumento en los precios del petróleo y sus derivados, aumento en el precio de los alimentos, aumentos en materias primas, entre otros).
Mencioné previamente la importancia que tiene el peso del sector manufacturero en la economía de Puerto Rico. En términos de empleo, es responsable de unos 100,000 empleos altamente especializados y bien pagados. No sólo eso, sino que alrededor de estas empresas de manufactura giran cualquier gama de servicios profesionales que se le proveen desde empresas de ingeniería, validación, construcción, asesoría contable y financiera, alimentos, etc. Esto es lo que se conoce en teoría desarrollista como “forward linkages” (eslabonamientos prospectivos). Estos eslabonamientos se verían seriamente afectados y provocarían desplazos mayores en otros sectores económicos. Por el lado fiscal, 80% de los recaudos de Hacienda, según datos de 2006, fueron aportados por apenas 40% de empresas CFC’s totalizando más de $900 millones de dólares (bajo el estatuto de la anterior ley de incentivos- Ley 135). Imaginemos pues el impacto que tendría en los recaudos fiscales, el empleo, los ingresos, las exportaciones, etc, si se perdiera apenas ese 40% de empresas. El efecto dominó sería explosivo.
Las enmiendas propuestas amenazan con disuadir a las empresas que a duras penas se han retenido en PR post 936 a buscar alternativas más competitivas para mantener su ‘performance’ en momentos donde la recesión mundial no ha dejado nada sin tocar. De más está decir que se acabaría por agravar la situación del empleo en PR, en específico, el empleo altamente remunerado y especializado. Puerto Rico se enfrentaría a una pérdida fatal de buena parte de su capital humano, uno de los pilares del desarrollo económico sostenible y ciertamente una de las mayores riquezas que posee un país. Con esto se erosiona de forma alarmante la base productiva del país, la cual ya está seriamente afectada por una pirámide generacional casi invertida y una bajísima tasa de participación laboral. En términos de competitividad, perderíamos nuestro sitial inmediatamente ante nuestros principales competidores mundiales.
¿Qué representa esto en términos de crecimiento y desarrollo económico? Primero que todo, hay una diferencia conceptual, teórica y práctica entre “crecimiento económico” y “desarrollo económico” que muchas veces se ignora, ya sea a propósito o por falta de conocimiento, y que nos lleva a utilizar indistintamente y de manera intercambiable ambos conceptos como si tratasen de la misma cosa. El concepto de “crecimiento económico” es PARTE INTEGRAL del más amplio concepto de “desarrollo económico”, y se mide observando el comportamiento de variables como los niveles de ingreso y producción nacional. Mientras que lo que se entiende por “desarrollo económico” comprende mucho más que variables monetarias de ingreso y producción que miden la igualdad, la distribución de la riqueza y la capacidad de crearla a largo plazo, la utilización efectiva y eficiente de los recursos naturales, el desarrollo humano, la reducción de la pobreza, la reducción de la dependencia, la autosuficiencia, entre otros. Promover el sector manufacturero, como por ejemplo en nuestro caso, con secciones como la 936, la 957 o la Ley de Incentivos es sólo UNA estrategia de crecimiento económico dentro de un espectro mucho más amplio e integral de iniciativas como parte de UN MODELO DE DESARROLLO ECONÓMICO SUSTENTABLE. En el caso de Puerto Rico, a falta de un modelo de largo plazo, ponemos todas nuestras apuestas en UNA SOLA forma de promover empleos y producción. Si la Sección 957 es nuestra única apuesta para “lograr” crecimiento económico (¿cuál crecimiento?) buscando retener lo poco que nos queda en el sector manufacturero, y partiendo de la premisa de que esa única estrategia ES nuestro ‘modelo’ de desarrollo, pues definitivamente que lo que está mal se va a poner peor.
En términos internacionales, retirar los beneficios de dicha sección, partiendo de la premisa de que no se persiga agresivamente un Plan B, significará que Puerto Rico definitivamente perderá la menoscabada imagen que tiene como destino predilecto para establecer operaciones de manufactura en ‘suelo americano’. Nuestros competidores como Irlanda, Singapur, Malasia, Estonia, entre otros, simplemente acapararán todo el mercado, y no habrá forma que Puerto Rico lo pueda recuperar. Lo que de forma contundente nos lanzará, querámoslo o no, en una nueva y totalmente diferente dirección…si será buena o mala, estará por verse.
Puerto Rico definitivamente debe estar preparado para cualquier resultado. Lamentablemente no hay soluciones mágicas, el gobierno y los sectores productivos en PR siempre han cometido el error de ser reaccionarios en lugar de proactivos, razón por la cual este tipo de situaciones adversas y externas al proceso de decisiones de política pública económica nos toman por sorpresa y con poco espacio de maniobra. Debe haber un esfuerzo concertado multisectorial: el problema de Puerto Rico no es uno sencillo ni unidimensional, el principal obstáculo en momentos como este es la constante de que es el GOBIERNO el que debe hacer “algo” cuando la realidad es que es el Gobierno como hacedor de política económica EN CONJUNTO con el sector industrial, el sector de trabajadores, la academia, etc. Los tiempos de la tecnocracia han probado que es incorrecto, y un total fracaso colectivo, el fijar la responsabilidad únicamente en uno o dos sectores, ya sea gobierno o industria atendiendo cada cual sus agendas particulares.
Este posible evento nos provee el escenario perfecto para de una vez y por todas enfocarnos en estrategias de desarrollo económico sostenible a largo plazo EN LUGAR de estrategias únicamente de crecimiento económico con soluciones inmediatas y resultados efímeros, por ejemplo: Potenciar industrias nativas, reforzar la educación empresarial, incrementar la inversión en capital humano, incentivar la producción con estructura cooperativista, girar de una vez la atención hacia la industria de la agricultura (por razones económicas y de seguridad nacional), promover servicios financieros internacionales, potenciar el turismo de convenciones, médico, de placer a otros mercados pero con estrategias coherentes y de largo plazo. ¿La clave? Despolitizar el tema de desarrollo económico y trabajarlo desde una perspectiva multisectorial, multidimensional. Nuestros mayores competidores mundiales hace rato lo hicieron. El cambio de paradigma con respecto a política económica y el rol de cada uno de los sectores de la economía es esencial.
(Información provista por la autora para cuestionario sobre enmiendas al Código del IRS respecto a las CFC's para estudio efectuado por estudiantes de Economía del Internado de Economía y Finanzas José M. Berrocal en el Depto de Hacienda)
lunes, 3 de agosto de 2009
Etiquetas:
Desarrollo Económico,
Desempleo,
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Recesión
Publicadas por
Econ. Rosario Rivera
6:55 p. m.
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