En estos momentos el Negociado del Censo Federal está realizando una campaña para que todas las personas llenen el cuestionario del Censo Federal en el año 2010 (Campaña en Youtube). Este es un proceso vital para la isla, dado que estos datos representan una de las principales fuentes de información para Puerto Rico. Estos se utilizan para distribuir fondos, tomar decisiones de política pública y en el proceso de redistribución electoral, entre otras cosas.

En la isla existe otra fuente de datos de vital importancia. Una fuente que se considera confiable y en teoría incluye a todos los componentes a la que va dirigida. Al igual que el Censo, se utiliza para obtener fondos federales y tomar decisiones de política pública. De igual forma, es utilizada anualmente por el Negociado del Censo Federal en la preparación de los estimados de población para la isla y sus municipios. Estos datos provienen del Registro Demográfico de Puerto Rico y se supone que contenga información sobre todos los nacimientos, defunciones y matrimonios que se registran en la isla.

Dada la información que contiene y su importancia para la salud del pueblo de Puerto Rico, el Gobierno tiene que asegurarse que la teoría se convierta en una realidad. Estudios recientes han demostrado que existe un subregistro considerable en estos datos, especialmente en los datos de mortalidad. Con un vistazo a los datos publicados por el Departamento de Salud de Puerto Rico (DS) y el Centro Nacional de Estadísticas de la Salud de los Estados Unidos (NCHS, en ingles), se puede corroborar que para el año 2001, en la isla no se publicó la información de 447 fallecidos. Esto quiere decir que el DS no proveyó la información de sobre el 1.5% del total de las muertes. De igual forma, una investigación del Instituto del Estadísticas de Puerto Rico, determinó que para los años 2004 y 2005 no se presentaron los datos de al menos 300 muertos en cada uno de ellos. De no ser por esta investigación, no tendríamos conocimiento sobre la magnitud del problema. Según los datos más recientes del DS, en el año 2006 hubo un descenso de 4.13% en la tasa de mortalidad, el mayor en la historia de Puerto Rico. ¿Será real este descenso o habrá más muertos perdidos?

Este problema es sólo uno de los muchos que presentan estos datos. Ya personas distinguidas en el área de la salud pública como la demógrafa Judith Rodríguez, el Dr. José M. Saldaña y la Dra. Cruz María Nazario han cuestionado la calidad de los datos de mortalidad. Con los despidos en el Departamento de Salud, en especial el del personal del Registro Demográfico, estos problemas podrían aumentar.

Hay que determinar por qué estos datos no se están publicando. No hay razón para que los datos del NCHS presenten una mayor cantidad de defunciones que los del DS. Hay que reforzar el sistema de las Estadísticas Vitales para que este sea uno más eficiente. Los médicos tienen que asumir su responsabilidad y llenar con conciencia el certificado de defunción. Hay que buscar la forma de que estos certificados lleguen a tiempo al Registro Demográfico y sean incluidos en los datos oficiales.

De persistir estos problemas, algunos municipios podrían estar perdiendo millones de dólares en fondos federales. Lo mismo le puede ocurrir a programas esenciales para enfermedades como el cáncer y la diabetes. Sería interesante saber, sobre estas personas fallecidas que han sido excluidas de las estadísticas oficiales, ¿de qué murieron y en qué municipios residían?, entre otras cosas. Esta información es importante saberla para establecer prioridades y estrategias de acción.

Problemas como estos hacen difícil entender la intención de desmantelar el Instituto de Estadísticas de Puerto Rico, esta es la agencia en el gobierno que promueve la calidad de las estadísticas y busca que estas sean oportunas y de rápido y universal acceso. Es la única agencia que por ley tiene la facultad de pedir toda la información necesaria que permita encontrar errores similares en las fuentes de datos del gobierno. Gracias a esto, sabemos que hay muertos, que no aparecen en las estadísticas oficiales ni por los centros espiritistas.